La inteligencia artificial y el futuro del liderazgo científico
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Nuestro nuevo Marco político para la Construcción del Futuro de la Ciencia con la ayuda de la IA propone a los responsables políticos medidas inmediatas y viables para acelerar el progreso científico.
En la actualidad, la inteligencia artificial (IA) está propiciando avances radicales en biología, transformando la ciencia y contribuyendo a que nuestras carreteras sean más seguras.
Y eso es solo el principio.
Si sabemos capitalizar plenamente la oportunidad que ofrece, abriremos la puerta a una nueva era de descubrimientos, en la que los científicos de todas las disciplinas tendrán en sus manos las herramientas necesarias para resolver problemas que hasta ahora se consideraban irresolubles, con una rapidez que hasta hace poco nos parecía imposible.
En estos momentos en que los líderes políticos y tecnológicos de todo el mundo ponen rumbo a la Cumbre de Acción sobre Inteligencia Artificial que se celebrará en París la semana próxima, nuestro mensaje a los responsables políticos es claro: la IA tiene potencial para revolucionar la ciencia y aportar grandes beneficios a las personas y a la sociedad, pero la continuidad de su progreso no es algo que se pueda dar por hecho, solo será posible mediante una acción inmediata y sostenida por parte de los sectores público y privado.
La oportunidad de los avances científicos en la era de la IA
La IA ya ha empezado a facilitar grandes avances científicos, y muchos más que vendrán. Está cambiando la forma de hacer investigación y es capaz de acelerar radicalmente los procesos científicos. En algunos casos, puede condensar en unos pocos meses o días lo que antes requería cientos o incluso miles de años de experimentación tradicional. Y permite a los científicos observar muchas cosas simultáneamente y con nuevas perspectivas. La IA también hace posible que muchos más grupos participen en la investigación.
Sirva como ejemplo el de AlphaFold, al que ya han accedido 2,5 millones de investigadores de 190 países. Por otro lado, muchos de los avances que hemos hecho gracias a la IA se han puesto a disposición de la comunidad científica en general, en campos como la conectómica, la pangenómica, la meteorología, la ciencia de materiales y los modelos climáticos. Todo esto abre un vasto horizonte de oportunidades. Beneficios tangibles para la población, soluciones a problemas del mundo real y crecimiento económico.
Sin embargo, para materializar este inmenso potencial de la IA para la ciencia se necesita algo más que avances tecnológicos; en concreto, hace falta un esfuerzo concertado que siente las bases de un progreso a largo plazo.
Los países que quieran liderar este desarrollo deberán colaborar para crear una infraestructura, atraer inversión y definir un marco legal que facilite el trabajo de los científicos e ingenieros, y que promueva una cultura de innovación permanente.
Con el objetivo de ofrecer a los responsables políticos medidas inmediatas y concretas, hoy publicamos nuestro marco político para la construcción del futuro de la ciencia con la ayuda de la IA .
Las tres “íes” de la ciencia en la era de la IA:
- Infraestructura: mayor acceso a infraestructuras de IA. La mayor parte de los científicos no necesitan entrenar un gran modelo de IA propio, sino acceder a recursos que les permitan refinar grandes modelos, realizar simulaciones para generar datos de alta calidad o entrenar modelos de IA más reducidos con datos especializados. Si no existe una infraestructura consolidada de IA para la investigación científica y el desarrollo, esos mismos científicos tendrán que dedicar su energía a coordinar recursos de computación, datos y acceso a modelos, y hacerse expertos en herramientas de IA. Lógicamente, todo ello les aparta de los aspectos centrales de su labor investigadora. Por eso, es imperativo que los gobiernos construyan la infraestructura necesaria para que las herramientas y recursos de investigación basados en la IA sean más accesibles a más científicos en más lugares. Pueden conseguirlo creando centros nacionales de recursos de IA para la ciencia, algo similar al U.S. National AI Research Resource (NAIRR), que pone a disposición de la investigación datos de alta calidad, modelos de IA, capacidad de cálculo, software y recursos formativos.
- Inversión: invertir en la ciencia de la IA. Los grandes avances científicos suelen requerir compromiso a largo plazo e inversión sostenida. A lo largo de los años, la financiación pública ha desempeñado un papel esencial en el apoyo a una investigación básica ambiciosa. Además, ha fomentado la colaboración entre el mundo académico, la industria y el sector público, y ha atraído inversión privada adicional, de origen nacional o extranjero. Los gobiernos deberían crear una lista de áreas prioritarias hacia las que dirigir su financiación. Igualmente, deberían incentivar la colaboración en investigación mediante convocatorias públicas dirigidas a encontrar solución a los problemas más urgentes. Se podría recurrir a asociaciones público-privadas y a modelos de financiación novedosos como una herramienta importante para promover un ecosistema vigoroso y una base potente de talento científico y de ingeniería.
- Innovación: aplicar marcos jurídicos favorables a la ciencia y la innovación. La competencia por la IA se está acelerando a escala mundial, por lo que, al mismo tiempo que se presta apoyo a la innovación, deberían crearse marcos para las aplicaciones de alto riesgo. La incertidumbre jurídica frena la innovación y crea barreras para los científicos y los inversores privados. Para abordar esta cuestión, los gobiernos deberían establecer regímenes reguladores favorables a la innovación, que promuevan un uso responsable y razonable de los datos, marcos flexibles para los derechos de propiedad y una legislación armonizada sobre la privacidad de los datos. Las políticas comerciales deben apoyar el flujo transfronterizo de datos, con el fin de mejorar la diversidad de datos que se requieren para los descubrimientos de la IA.
La IA puede encontrar respuesta a muchos desafíos. Y los países pueden colaborar de muchas formas para promover grandes avances impulsados por la IA.
Con los marcos políticos y de inversión adecuados, los gobiernos pueden contribuir a acelerar el progreso científico, allanando el camino para que los científicos sigan aportando avances que hagan posible un futuro más brillante para todos.