Tendencias para 2026: Pasar del potencial al impacto. Por qué la próxima fase de la IA se centra en agentes útiles y su valor tangible
El debate reciente en torno a la inteligencia artificial ha estado dominado a menudo por el potencial de la IA generativa, con ruido y especulaciones sobre un futuro lejano y escenarios como la AGI (Inteligencia Artificial General). Si bien la investigación hacia sistemas cada vez más inteligentes es real, corremos el riesgo de pasar por alto el valor sustancial y cuantificable que esta tecnología ofrece a las empresas españolas en este momento.
No estamos esperando una revolución futura, sino que estamos viviendo una rápida evolución. De cara a 2026, veremos una maduración de las tendencias que ya están transformando nuestro trabajo diario. El sector está pasando del entusiasmo inicial por la IA generativa, a menudo centrada en la creación y el resumen de contenidos, a una fase más profundamente integrada: la IA agéntica.
Las organizaciones con visión de futuro ya se preguntan no solo qué puede escribir o analizar la IA, sino qué puede hacer la IA para apoyar a sus equipos. Estamos pasando de los asistentes útiles que utilizamos ahora a sistemas autónomos y multietapa capaces de razonar y actuar para alcanzar objetivos complejos.
Los flujos de trabajo "agénticos" se vuelven integrales en los procesos de negocio
Los agentes de IA que se están implementando actualmente pasarán a ser fundamentales para las operaciones empresariales. Ya estamos viendo cómo las empresas españolas están sentando las bases para este cambio mediante la integración directa de la IA en sus procesos centrales. CaixaBank, por ejemplo, ha desarrollado un agente de IA generativa basado en la tecnología de Google Cloud. Esta herramienta, que se ha extendido a 200.000 clientes, va más allá de las simples interacciones: responde a preguntas sobre productos, compara diferentes opciones y ayuda al cliente a elegir la que mejor se adapta a sus necesidades.
En 2026, veremos una evolución desde los asistentes de IA individuales hacia verdaderos sistemas agénticos: agentes que colaboran entre sí para automatizar procesos complejos. Esto lleva a la IA más allá de los simples modos de «pregunta y respuesta» hacia sistemas verdaderamente autónomos centrados en funciones empresariales específicas y de alto valor.
La IA agéntica ofrecerá experiencias personalizadas y de calidad
En 2026, los agentes de IA y los medios generativos permitirán ofrecer un servicio «estilo conserje», creando experiencias hiperpersonalizadas y emocionalmente atractivas. Esto tendrá un impacto enorme en sectores como el comercio minorista, el turismo y los sectores creativos, áreas clave de la economía española.
Para que esta personalización sea sostenible, los equipos creativos pueden contar con nuevos modelos avanzados de IA multimedia. Un ejemplo destacado es Freepik. Desde su sede en Málaga, se han consolidado como una referencia mundial para los profesionales creativos. Se han asociado con Google Cloud para integrar modelos de vanguardia, como Veo para vídeo y Nano Banana para imágenes avanzadas, con el fin de transformar el funcionamiento de los equipos de marketing y ventas. Esta integración permite a los profesionales generar activos de alta fidelidad con un realismo y una velocidad sin precedentes, lo que les abre las puertas a declinar una sola campaña en infinitas variantes con coherencia visual para una audiencia global.
Superpoderes para la ciberseguridad
En un centro de operaciones de seguridad (SOC) moderno, los analistas se ven inundados por un flujo constante de datos. Los defensores deben acertar siempre, mientras que los atacantes solo necesitan tener suerte una vez. Para 2026, los agentes de IA ofrecerán a los equipos de seguridad la capacidad de identificar y responder a las amenazas con una rapidez sin precedentes, asumiendo la pesada tarea del análisis y la clasificación manuales y liberando a los analistas para que se dediquen a tareas estratégicas.
Un ejemplo clave es Telefónica Tech. Al integrar las capacidades de IA de seguridad de Google Cloud, están evolucionando sus centros de operaciones de seguridad para manejar grandes cantidades de datos. Esto les permite detectar de forma proactiva anomalías y capacitar a sus analistas para proteger su base de clientes con mayor rapidez y precisión.
Innovación y cumplimiento: el fin del compromiso
A medida que estas herramientas se vuelven más capaces, la confianza sigue siendo la base innegociable. En 2026, incluso las organizaciones que se han mostrado reacias a adoptar la IA abrirán sus puertas a las nuevas tecnologías con mayor confianza, sin tener que elegir entre el avance tecnológico y el cumplimiento normativo.
Estamos viendo este equilibrio en acción con el Centro de Coordinación de Emergencias y Seguridad 112 Canarias. Han migrado la gestión de datos sensibles a nuestro entorno de nube soberana para mejorar la seguridad de los ciudadanos.
La mejora de las habilidades del talento será el verdadero motor del valor de la IA
En última instancia, la tecnología solo es tan buena como las personas que la utilizan. Si queremos que la ola de agentes de 2026 impulse el crecimiento, necesitamos una fuerza laboral preparada para liderarla.
Un estudio reciente que encargamos a Esade destaca que la adopción generalizada de la IA generativa podría aumentar la productividad de los trabajadores de la Administración Pública hasta un 9% en una década, lo que podría suponer un valor añadido de 7.000 millones de euros al año. Pero para aprovechar este valor se necesitan habilidades. Por eso nos hemos comprometido a formar a un millón de personas en España para 2027, colaborando con organizaciones y universidades locales para ayudar a la mano de obra española a estar preparada no solo para utilizar la IA, sino también para dirigirla.
El potencial de la IA ya no es un debate lejano. Es una realidad presente que se acelera cada día. 2026 será el año en el que estas capacidades maduren, aportando un valor concreto a quienes estén preparados para adoptarlas.