Una conversación sobre la verificación de edad más inteligente y segura en Europa
Los adolescentes europeos conocen las ventajas y los retos de crecer con Internet al alcance de la mano. Nuestro estudio The Future Report muestra que quieren más equilibrio, inclusión y orientación. Y sí, les preocupan los riesgos.
En el foro "Growing Up in the Digital Age" (Crecer en la era digital) que se celebra hoy en Bruselas, escucharemos a adolescentes cuyas opiniones han servido de base para el informe The Future Report, así como a padres, académicos, legisladores y creadores.
El mensaje es claro: la gente quiere que las empresas protejan a los jóvenes en el mundo digital, no del mundo digital. Los niños quieren explorar; los adolescentes quieren independencia; los padres quieren proteger. Para ayudar, creamos productos que están:
- Diseñados para la exploración, porque las mentes jóvenes merecen experiencias de alta calidad para explorar, jugar y aprender en línea.
- Diseñados para la elección, porque tener las herramientas adecuadas otorga a cada familia la capacidad de definir su propia relación con la tecnología.
- Diseñados para el futuro, porque las necesidades digitales de las familias siempre están evolucionando, por lo que nuestra tecnología y nuestras protecciones también deben hacerlo.
Un punto crítico en esto es cómo verificar la edad en línea. Hasta ahora, el debate se ha planteado como una falsa elección entre controles de edad laxos y escaneos de documentos de identidad invasivos. Los europeos entienden la necesidad de reforzar la protección, pero tampoco quieren que su documento de identificación oficial acabe en una brecha de seguridad de datos.
Nuestros estudios sugieren que la práctica recomendada es un enfoque “basado en el riesgo”, en el que el nivel de garantía se corresponde con el nivel de riesgo. Esto significa que habrá métodos de verificación menos intrusivos en la mayoría de las áreas (noticias, educación o viajes) y comprobaciones más exhaustivas en otras, como el contenido para adultos o la venta de alcohol. La rigurosidad se corresponde con el riesgo.
Es comprensible que algunos quieran un sistema más uniforme o un árbitro universal de la edad. Sin embargo, creemos que la responsabilidad recae en cada propietario del servicio (el desarrollador, el editor o el creador de la aplicación), ya que sabe lo que ofrece. No esperas que la empresa de tarjetas de crédito compruebe si tienes la edad suficiente para comprar alcohol, sino que lo haga la tienda.
Eso no significa que empresas como Google no deban desempeñar un papel facilitador: estamos ayudando mediante la adopción de estándares y tecnología de código abierto para que sea más seguro y fácil implementar verificaciones de edad que preserven la privacidad para todas las partes involucradas.
En nuestros propios servicios, hemos usado la estimación de la edad basada en aprendizaje automático en Europa desde el 2020. Funciona así:
- Más seguro de forma predeterminada: aplicamos protecciones básicas hasta que tenemos la certeza de que el usuario es adulto (por ejemplo, bloqueando el contenido para adultos en YouTube o Google Play).
- Activador de la verificación: si un usuario declara que tiene 18 años o más, pasamos la información de su cuenta por nuestro modelo para confirmar su edad.
- Protecciones adicionales: si no podemos confirmar que son mayores de edad, habilitamos funciones como Búsqueda segura y proporcionamos herramientas de bienestar digital.
- Verificación cuando sea necesario: si no hemos confirmado que son adultos, pero quieren acceder a contenido para mayores de edad, les proporcionamos métodos de verificación alternativos, como selfies, documentos de identificación oficiales o tarjetas de crédito.
Estamos deseando compartir cómo pueden otras organizaciones aplicar enfoques similares en la práctica.
Costes ocultos de la verificación de edad universal
Esto es lo que pocos europeos quieren: exigir a todos (no solo a los niños) que proporcionen documentos de identidad para acceder a internet.
Exigir la verificación en todos los servicios amenaza con socavar la privacidad y excluir a las personas que no tienen identificación. Peor aún, podría crear una falsa sensación de seguridad, eximiendo a las empresas de la responsabilidad de invertir en verdaderas medidas de protección y en experiencias adecuadas para cada edad.
Las restricciones indiscriminadas corren el riesgo de ocultar los problemas reales; un peligro reconocido por una gran diversidad de voces —desde grupos de derechos humanos y seguridad familiar hasta padres, adolescentes y educadores— que desean mejorar el mundo digital para los jóvenes, no prohibirles el acceso a él.
Al reunir hoy en Bruselas a tantas voces diferentes, esperamos generar nuevas ideas y promover prácticas digitales saludables para los europeos de todas las edades.